El Mundial como oportunidad para enseñar lo mejor y lo peor

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A pesar de parecer un tema recurrente en tus días, no puede evitar escribir acerca de él. Pero por sobre todo porque las cosas que he leído y escuchado de los adultos por estos días, muchos de los cuales son mis propios colegas docentes, me llevan a expresar estos pensamientos en voz alta.

Que el Mundial representa una excelente oportunidad para trabajar contenidos y valores en la escuela no es ninguna novedad. Ahora bien… ¿de qué valores hablamos?

No sé bien en qué orden empezar porque son muchas las cosas que quiero decir, intentaré ser lo más sintética posible:

  • El «otro» no es alguien a quien humillar y del que hay que regocijarse con su derrota: la cantidad de agresiones, comentarios humillantes, agravios, etc. que leí y escuché sobre los brasileros y alemanes en estos días, me han provocado vergüenza ajena. ¿Con qué autoridad salimos después a educar a los pibes en la inclusión y la diversidad después de cantar todo el día «Brasil decime qué se siente» en todas las versiones más y más denigrantes posibles? ¿Está bien que alentemos a cantar en la escuela hinchadas basadas en «reventar al otro»?. ¿Está bien reírnos cuando al otro le va mal o burlarnos de una lesión? Puedo comprender toda la pasión, pero no puedo justificarla en términos educativos. El «otro» es alguien diferente pero no «defenestrable». Hay que ser coherente entre el discurso y la acción y no borrar con el codo lo que escribimos con la mano. Muchos jugadores mostraron más su grandeza en este plano que los que la vimos de afuera.

  • El éxito no es ganar ni el fracaso es perder: la sensación de que salir segundos en una depresión total y que no amerita el mismo festejo; la incapacidad de poner lo mejor sobre el tapete en vez de andar señalando lo malo, lo que no se pudo, lo negativo; etc. es un mensaje tremendo para chicos y jóvenes. ¿Todo de lo que se trata es de ganar? ¿Ganar es solo «salir primero»? Ayer leía unos fabulosos tuits de Juan Carr hablando del valor central para enseñar a los chicos que tienen un equipo que juega junto, a donde no hay «figurones» y «segundones», sino donde todos traccionan para el mismo lado. De eso se trata: de tomar los buenos modelos más allá de la banalidad de que se puede considerar «éxito».

  • El tener un mal resultado no amerita a descalificar todo el desempeño: así como lo pregonamos para el aprendizaje, el resultado no es lo más importante de todo un proceso de trabajo, es solo un dato más. ¿Qué importa si a Messi, Agüero o quien fuera «no se lo vió» como todos esperaban? Son seres humanos, con sus altas y bajas… Me importa más la donación de fondos que Messi y Mascherano hicieron al Garrahan para abrir un área nueva que si se lo vió o no en los últimos partidos.

  • Las actitudes en el juego a veces son más importantes que el juego mismo: pudimos ver jugadores ayudando al que se caía aunque fuera del equipo contrario, abrazando al otro antes y después del juego, y tantas otras imágenes fuertes de lo que es respetar al otro. En la conmemoración de ayer en el Obelisco, también se pudo ver a las claras las actitudes que valen la pena y las que no. La contundencia de las imágenes seguramente tendrá un valor formativo para los más pequeños, tanto las de la alegría colectiva como las del destrozo.

No soy una persona seguidora del fútbol, ni siquiera demasiado en los mundiales. Sin embargo cuando veo todo ese fervor de los argentinos por algo no puedo dejar de preguntarme por qué no ponemos la misma pasión en la educación, por qué no tenemos la misma grandeza «el día después» y cómo es que ese sentimiento de «unidad nacional» se diluye como nada en pocas horas.

¿Qué modelo le damos a los más chicos? ¿En qué valores los estamos educando desde nuestras actitudes y mensajes? La escuela tiene mucho que reflexionar estos días acerca de lo que pasó. No perdamos la oportunidad: a veces el «curriculum real» es más importante que el impuesto. Trabajemos lo verdaderamente importante si queremos que las próximas generaciones sean mejores que las nuestras. Aprovechemos la oportunidad única que nos ofrece esta coyuntura.

Un comentario

  1. ¡Muy buen punto de vista! Es cierto que en varios jardines o escuelas primarias no le dan esta mirada al mundial. Estaría bueno que varios docentes comiencen a reflexionar acerca de estas temáticas que tanto nos involucran a la hora de enseñar y «dar el ejemplo».

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